No es nada personal

PMI2016La piedra que se había colado en su zapato le provocaba morderse el labio inferior; en un vano intento por apaciguar el escozor que le estaba provocando la herida. Corría sin saber hacia dónde dirigirse. El sol irradiaba un calor propio de Agosto; aunque él tenía frío. El sudor que caía desde su frente le recorría todo el pecho. El nudo que notaba en la boca de su estómago le ocasionaba arcadas continuadas. Aspiraba fuertes bocanadas de aire en alas de poder continuar su ritmo, aún así, lo disminuía paulatinamente. A unos cien metros, consiguió reconocer la valla que delimitaba la zona de conflicto. En ella, una considerable cantidad de soldados alzaban sus armas en su dirección. Pensó que al fin había topado con gente que quería ayudarlo y sin pensarlo se dirigió a ellos. Buscó una puerta, un agujero o cualquier tipo de apertura. Los soldados gritaban: << ¡No pases! >>. Sin duda refiriéndose a sus perseguidores. Al fin se decidió por escalar la valla de alambre metálico. Cuando casi estaba llegando notó una punzada de dolor en el hombro. Miró hacia atrás, pero solo distinguió caos. Entonces volvió su mirada hacia delante; observando cómo salía humo de la pistola de uno de los soldados. El brazo izquierdo le falló y cayó al suelo. Quedó inerte sobre la tierra mirando al que creía su salvador.